Como ya sabéis todos los que me seguís en
instagram, este verano hemos estado en la Selva Negra y Baviera, 15 días recorriendo el sur de Alemania, disfrutando de montañas, cascadas y lagos, relojes de cuco y pueblecitos de cuento que nos han enamorado.
Os quiero explicar detalles del viaje para que os entren unas ganas terribles de conocer esta zona, porque es un destino ideal si viajas en familia y a nosotros nos ha encantado. He dividido el viaje en dos posts, uno que será la Selva Negra y el otro Legoland-Múnich-Neuschwanstein porque son dos zonas distintas y sino sería un post interminable.
INFORMACIÓN BÁSICA
Todos los hoteles los reservamos por
Booking, hemos estado en muchos hoteles diferentes haciendo ruta por Alemania, la mayoría de los hoteles en la Selva Negra son pequeñitos y con el desayuno incluido. Para visitar bien toda la Selva Negra es mejor coger un hotel en el sur y otro en el norte de la región.
En Estrasburgo y Múnich hemos estado en hoteles de la cadena Novotel, nos gustan mucho estos hoteles, tienen habitaciones familiares, son de 4 estrellas pero los niños hasta 15 años no pagan, por lo que compensa.
En cuanto al coste de la vida es parecido al de España o incluso más barato.
Nosotros hemos hecho el viaje en coche, ya que viviendo en Barcelona llegas en un día, pero puedes ir en avión hasta Basilea y alquilar un coche, y volver vía Múnich.
La
Selva Negra es una de las zonas más bellas y visitadas de toda Alemania, es un macizo montañoso cubierto en su mayoría de bosques de abetos y verdes valles ubicado al sudoeste del país, pero no todo son bosques, prados y vacas (que hay muchísimas), tiene unos pueblecitos que parecen sacados de cuento, con casitas con entramado de madera y es el reino de los relojes de cuco.
Nuestro primer hotel estaba cerca del
lago Titisee (en el sur de la Selva Negra), una zona muy turística. Nos bañamos en el lago, da gusto nadar rodeado de tanta naturaleza y alquilamos una lancha a motor para navegar en sus aguas, como el lago es pequeño te permite navegarlo completamente todo.
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Lago Titisee |
Desde allí visitamos
Friburgo, puerta de entrada de la Selva Negra, con los bächle, pequeños canales que recorren la ciudad y le dan un toque especial, en ellos los niños hacen navegar sus barquitos y la tradición dice que si metes los pies en ellos volverás a la ciudad.
Personalmente yo no puse los pies en remojo, pero mis niños sí y se divirtieron un montón haciendo navegar sus barquitos por los bächle.
Lo más interesante de Friburgo es su casco antiguo (como es normal en todas las ciudades alemanas) donde destaca la Münsterplatz (plaza de la catedral), con la catedral medieval de muros rojizos cuya estilizada torre fue considerada la más bella de la cristiandad.
Alrededor de la catedral todos los días por la mañana excepto los domingos hay mercado, en un lado el de comida y en el otro de artesanía.
Me encanta comprar fruta en los mercados cuando vamos de viaje, porque además de tener una pinta estupenda, es la única manera de poder comer fruta ya que en los restaurantes de postre, sólo hay helados o tartas.
También en la Münsterplatz destacan otros edificios como la casa barroca que hoy alberga un museo de historia municipal, de color rojizo y con hermosas esculturas en su frontal
Otra visita que merece la pena en Fribugo, ciudad universitaria y considerada la capital ecológica de Alemania, son los dos ayuntamientos, el viejo que es más pequeño y de color rojo, y el nuevo que es más llamativo. Y de gran interés son las puertas/torres más representativas de la ciudad, la Martinstor (Torre de Martín) en la Kaiser Joseph Strasse (la principal arteria comercial) y la Schwabentor (Torre de los Suabos)
A unos 30 km de Titisee está
Donaueschingen donde se encuentra el nacimiento del Danubio que se simboliza con la Donauquelle, la fuente del Danubio. El resto del pueblo no tiene mayor interés.
Otro día fuimos de excursión al pico más alto de la Selva Negra, el
monte Feldberg, 1.493m., y lo que más me sorprendió fue la cantidad de gente que subía al monte con los trajes regionales, ya estaba asombrada de haber visto un montón de tiendas con trajes típicos y que había gente que los vestía por las calles, pero ¿incluso en la montaña???? Estábamos todos alucinando y tuvimos que preguntar si era costumbre ir a la montaña vestidos de esa guisa, pero no, se ve que no es costumbre subir al monte de típico, había una fiesta de la cerveza y por eso todos llevaban sus galas más regionales, ahhhhh!
Al día siguiente visitamos
Triberg, en el corazón de la Selva Negra, no es de los pueblos más bonitos pero sí uno de los más turísticos, debido a que tiene las cataratas más altas de Alemania (al menos así es como se anuncia) y los relojes de cuco más grandes del mundo.
La cascada no es en un solo salto sino en 7 tramos, por lo que no se ve una megacatarata, pero es precioso el paseo por el frondoso bosque viendo los diferentes niveles y buscando las ardillas.
A la entrada de las cascadas puedes comprar una bolsa de cacahuetes por 1€ para las ardillas que hay, pero durante el ascenso no ves ninguna por lo que piensas que es un timo lo de los cacahuetes, pero suerte que al final de las cascadas, siguiendo el camino pudimos ver a varias, tirarles cacahuetes y divertirnos viendo a las ardillas saltar y comérselos.
En Triberg se encuentra el museo de la Selva Negra, donde te explica la historia de los relojes de cuco.
Si crees que los relojes de cuco proceden de Suiza estás equivocado, son originarios de la Selva Negra y la imagen típica del señor cargado con los relojes era la realidad de esta zona, vendedores ambulantes recorriendo los caminos. En poco tiempo, la calidad y virtuosidad de los cuco se hizo famosa y todavía ahora sigue siendo una industria muy fructífera, con unos relojes con precios altísimos.
En toda la región encontrarás un montón de relojes de cuco, pero aquí están los más grandes, el de
Schonach que fue al parecer el más grande del mundo hasta que construyeron el del
Eble Uhren-Park.
El de Schonach, que es una cabaña en sí mismo, es mucho más bonito que el de Eble Uhren-Park que está en medio de una tienda de relojes de cuco.
Pero la mayor desilusión (en los dos relojes) fue ver el cucú (a la hora y a la media), sólo sale el pájaro haciendo cucú pero no baila ningún personaje más, mucha expectación para ver sólo el pájaro.
Mucho más bonitos son otros relojes, también muy grandes, que encuentras por el camino y que al echar un euro se pone en funcionamiento, suena la música y se mueven las figuras.
Ya en el norte de la Selva Negra, visitamos en
Gutach el museo al aire libre
Vogtsbauernhof donde se encuentran casas rurales de la región y muestra la manera de vivir y hacer en el mundo rural en diferentes épocas.
Justo al lado se encuentra el
Sommerrodelbahn, un tobogán de montaña súper-mega-divertido. Como somos 2 niños y 2 adultos, compramos un bono de 6 bajadas de adulto y otro de 6 bajadas de niño, para hacer 3 bajadas cada uno, pero después del primer descenso los niños estaban tan emocionados que al final ellos hicieron 4 bajadas y nosotros solo 2, les tuvimos que ceder nuestros tickets porque querían mucho más!.
Y acabamos el día en
Schiltach que parece un pueblo salido de los cuentos de los hermanos Grimm, destaca su maravilloso casco histórico medieval excelentemente conservado y repleto de casas con entramados de madera.
Al día siguiente nos desviamos de la ruta para visitar
Freudenstadt en cuyo centro está la plaza del mercado más grande de Alemania. Si tenéis pocos días de viaje obviaría esta ciudad, las hay mucho más interesantes, a no ser que os venga de camino porque queréis coger la turística Schwarzwaldhochstrasse, la carretera nacional B-500, la carretera de la alta Selva Negra que llega a Baden-Baden, pero nosotros no la tomamos porque nos dirigimos a Estrasburgo.
Otro pueblo de cuento que sí merece la pena visitar es
Gengenbach, el centro parece sacado de una película, de hecho aquí se rodaron los exteriores de "Charlie y la fábrica de chocolate" de Tim Burton.
Si vais a la Selva Negra no dejéis de visitar
Estrasburgo, está justo al lado y merece la pena, está en Francia (Alsacia) justo en la frontera con Alemania.
Después de una semana cerrando las tiendas y museos a las 18h. de la tarde (demasiado pronto porque en agosto hasta más de las 21h. había luz y podrías aprovechar más el día pero no te quedaba otra que ir ya a cenar) llegas a Estrasburgo y todo cierra tardísimo, hay animación hasta las tantas de la noche, a las 22:15h. había espectáculo de luces en la catedral, un montón de espectáculos callejeros... pura diversión!. Después de tanta tranquilidad nos supo genial esa inyección de vitalidad.
Es precioso el casco antiguo con la majestuosa catedral gótica en cuyo interior se encuentra el famoso reloj astronómico y maravillosa es también la Petite France donde nos volvemos a encontrar las tradicionales casas con entramado de madera.
Y ya de camino a Legoland, y como última parada en la Selva Negra, nos detuvimos en
Baden-Baden, elegante ciudad balneario que sigue viviendo de su esplendoroso pasado aristocrático, de todas las ciudades que hemos estado ésta es la que me ha parecido más cara y una de las menos bonita.
Desde la Selva Negra os podéis acercar al Lago Constanza porque está muy cerca, pero nosotros lo dejamos para el final, ya de vuelta a casa, pero eso ya os lo explico el próximo día.
En toda la Selva Negra se ve el sombrero
Bollenhut, típico de la zona, sombrero con enormes borlas rojas, ya sea el tradicional o de forma más divertida con trenzas incluidas para vender a los turistas, decorando bancos o el coche en Gutach a la entrada del museo al aire libre
Otra cosa que se ve en muchos pueblos son fuentes con alusión a los pesonajes del famoso carnaval de los locos, tradición muy arraigada.
En cuanto a comida típica destacar los brühwursts (salchichas), bratwursts, spätzle, schnitzel, codillo, leberkäse, bretzel... y la famosa tarta selva negra, Schwarzwaldtorte, que por cierto, está bastante cargada de licor de kirsch.
De acompañamiento básicamente patatas, chucrut o spätzle, en las cartas de los restaurantes no tienen arroz.
Los spätzles son una pasta muy popular en el sur de Alemania, se utiliza como acompañamiento o como plato único (spätzle con queso)
El schnitzel es carne empanada ya sea de ternera o de cerdo.
El leberkäse, muy apreciado en la cocina alemana, recuerda por su textura a una pasta de carne y tiene un sabor parecido a las salchichas.
Y el bretzel es un bollo horneado y retorcido en forma de lazo, con un sabor ligeramente salado. El nombre de este pan salado se debe a que su forma recuerda a dos brazos entrelazados.
Espero que te haya despertado el interés en conocer la Selva Negra porque a nosotros no ha gustado un montón.
La semana que viene te cuento la
ruta por Baviera, en especial el castillo del rey loco, realmente impresionante.
Te espero!