Un imprescindible de Budapest son los balnearios de agua termal. En la ciudad se pueden encontrar hasta 118 manantiales con una temperatura de entre 28ºC a 80ºC.
Dos de los balnearios más famosos son el Balneario Széchenyi y el Balneario Gellert que está siutado en el hotel Gellert (su espectacular piscina principal rodeada de columnas salió en un anuncio de Danone).
Nosotros nos decantamos por el Balneario Széchnyi, con 3 piscinas exteriores y 13 interiores, uno de los mayores baños termales medicinales de Europa.
Es una turistada, cuando nosotros fuimos en agosto estaba llenísimo y prácticamente todo turistas, pero es muy divertido, ¡a los niños es lo que más les gustó de todo Budapest!, sobretodo la piscina de corriente en el centro.
A pesar de lo lleno que estaba, daba gusto estar dentro del agua (más impresionante debe ser en invierno estar metido en la piscina a 37ºC cuando fuera está helado), una experiencia muy relajante que os recomiendo sin lugar a duda.
Nosotros fuimos por la tarde, por lo que pudimos ver como al anochecer se iluminaban las piscinas de diferentes colores. ¡Impresionante!
En Budapest son muy famosos los ruin bar, bares ruinosos, que con un alquiler muy asequible se aprovechan edificios o locales que se iban a demoler. Es una idea de negocio que se ha exportado también a Holanda.
El más famoso es el Szimpla Kert, que fue el primero de este estilo.
En un edificio literalmente en ruinas se encuentra el bar que ocupa diferentes plantas, con una decoración ecléctica, todo desorden y donde cabe todo. Es peculiar de ver, pero desde luego no es nuestro estilo.
Budapest es una ciudad de contrastes, porque a poca distancia del bar ruinoso más famoso del mundo, se encuentra uno de los cafés más bonitos del mundo, el New York café.
Decoración clásica y muy elegante
Personalmente, nos gustó más este estilo, donde merendamos. Aunque no sea barato, un día es un día.
Pastelería clásica, donde Sisí tomaba su tarta favorita, la famosa tarta Dobos, compuesta por cinco capas esponjosas intercaladas con crema de chocolate y cubierta de caramelo.
Probamos la famosa tarta en dos versiones, la clásica y "deconstruida", tarta de chocolate y caramelo, acompañada con vino húngaro Tokaj.
Y sobretodo, no podéis iros de Budapest sin probar los kürtöskalác.
Como ya os expliqué en este post, los kürstökalác o chimney cake son una cinta fina de masa ligera con levadura, con un toque de canela, y a veces incorporando nueces, almendras....
La masa está enrollada alrededor de un cilindro de madera, bien espolvoreada con azúcar, lo que se convierte en un dulce con forma de espiral o rollo, con el azúcar caramelizado sobre la superficie del kürtöskalác, formando una corteza dulce y crujiente, mientras la masa de dentro queda muy suave y blanda. Después se puede espolvorar con canela, nueces, almendras, chocolate, etc., de lo que se quiera.
El término procede de kürtő, que significa ‘chimenea’. El nombre original en húngaro significa "pastel con chimenea", refiriéndose a su forma de chimenea pequeña, con el vapor del pastel fresco saliendo por arriba.
Aunque los podéis encontrar en muchos puestos callejeros, en Molnár's están deliciosos, os los recomiendo porque son los mejores que he comido.
Pero el plato más famoso húngaro es el Goulash que es un guiso de carne con verduras y como no, ¡con paprika!, pimienta roja, especie muy utilizada en la cocina húngara.
Y por último, recomendaros uno de los mejores helados de Budapest, Gelarto Rosa, situado en plena plaza de la basílica de San Esteban.
Delicioso helado artesanal, con exóticos sabores y con el plus que te lo hacen en forma de flor. ¡Una maravilla!
Budapest nos encantó tanto por la parte cultural como lúdica, un viaje que vale la pena.
Es una ciudad joven, con mucho ambiente.
Pero debemos seguir la ruta y dejar la capital húngara pera ir a Praga, pasando por Bratislava, os espero en el próximo post.
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