Y llegó el dia que hemos estado preparando durante tanto tiempo, el día de la primera comunión de Carla.
Porque la Primera Comunión no es como una fiesta de cumpleaños cualquiera, no es tan solo preparar la fiesta, la tarta, los detalles, ni incluso el encontrar traje para toda la familia, especialemnte para la comulgante (y mira que todo ésto da mucho, pero muchísimo trabajo), sino que son dos años de preparación para este gran día, por lo que tiene que ser muy especial.
Aunque lo celebramos en un restaurante, no podía dejar de poner mi toque personal y hacer un candy bar para esta fecha tan importante.
Una mesa dulce presidida por la
tarta de chuches y galletas que ya os enseñé, con los detalles para los invitados, y con
galletas, dulces y bombones para endulzar la velada.
Además de chuches, puse unas bolas doradas de cereal, están muy ricas, y es que además quedan muy elegantes y bonitas en las mesas de comunión y boda.
Yo las compré por internet (en algunas tiendas de chuches también las tienen, aunque sean por encargo), son de la marca
Tukán y las hay de diferentes colores perlados, unos tonos preciosos que hacen que la mesa dulce quede de lujo.
Con tono también perlado, compré unos bombones rosas con corazón de avellana cubiertos de chocolate blanco,
bombones Maxmi, en Barcelona los podéis comprar en la
calle Lepanto, 323.
Si los de cereal están ricos, estos bombones de avellana y chocolate blanco ya son lo más, realmente deliciosos, extraordinarios. Estos bombones, aunque también les gustan a los niños, van más dirigido a los adultos, ya que se trata de un bombón de gran calidad que además tiene una apariencia muy elegante.
Para los recordatorios dibujé a Carla con su vestido de comunión y la pinté con acuarela. Sí, las dibujé yo, ¡ni yo misma creo que me haya atrevido!
El mismo dibujo con una corona de flores de acuarela sirvió también de topper para decorar la mesa dulce
Los recordatorios y toppers los imprimí en la imprenta con un papel muy grueso y rugoso, de esta manera quedaron unos puntos de libro con mucho cuerpo.
Entre las galletas y el dibujo personalizado, todo muy DIY, quedó todo muy conjuntado.
Además de las galletas de niña de comunión, encargué unos detalles para las señoras y los niños (a los señores ya les damos un recordatorio con la foto de Carla)
Para las señoras, unos saquitos de lavanda con el nombre de Carla bordado
Y para los niños, un lápiz con el nombre de cada pequeño invitado en madera.
El nombre de las niñas en rosa palo, y el de los niños en mint.
Creo que hace mucha más ilusión que cada uno se lleve el lápiz con su nombre que no con el nombre de la niña de la comunión (aunque no ponga el nombre de Carla en el lápiz seguro que se acuerdan, y lo más importante, seguro que lo utilizan más si pone el nombre de cada niño y no el de Carla).
Tanto las bolsitas de lavanda con el nombre bordado como los lápices personalizados con el nombre de madera los encargué a
Teresa Estrem, precioso todo su trabajo.
En el borde de la mesa puse una guirnalda de borlas de papel de seda, en dos tonos de rosa y dorado, como el resto de la mesa. Si queréis saber como se hacen las borlas, os lo explicaba en este
enlace.
Con algunos detalles en dorado combinado con el rosa y blanco, resulta una mesa femenina y dulce.
Una combinación que me encanta.
Espero que os haya gustado, en el post de la semana que viene os cuento sobre la tarta y el resto de decoración de la comunión
Os espero